En el movimiento de atracción que realiza el Espíritu Santo, él va reformando nuestro ser enfermo y nos va haciendo cada vez más parecidos a Jesús; va logrando que nuestra forma de pensar, de actuar, de reaccionar, de mirar, sea cada vez más parecida a la de Jesús, hasta que podamos decir: "ya no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí" (Gálatas 2,20). Y si esto es así, el Espíritu va despertando en mi corazón la fascinación que tenía Jesús por el Padre Dios, su amor y su admiración por el Padre. Por eso, el Espíritu nos hace clamar Padre junto con Jesús (Gálatas 4,6; Romanos 8,15). El Espíritu Santo, que es inseparable del Padre y del Hijo, y que todo lo recibe de ellos, está siempre pendiente de ellos dos como un infinito enamorado; por eso, no nos hace quedar en su Persona, sino que desea imperiosamente llevarnos a Jesús y al Padre. 📚 Autor: Mons. Víctor Manuel Fernández. ® Editorial Claretiana. |
Comisión Presidenta Diocesana Élida Aguilar de Zarazaga. Vicepresidente Nora Susana colombo de Quesada. Vicepresidente 2da María Cristina Fassari de Martinolli Tesorera Susana Grela de Salas Secretaria Nélida Ramos de Frati. Asesor espiritual Pbro.Juan Ramón Celeiro. Dirección de la sede Ameghino 954 4222- 0886
martes, 12 de marzo de 2024
Los cinco minutos del Espíritu Santo
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