Día 6 - Entrar en comunión de amor a través de la oración (1ª parte)

  En el nombre del Padre 

y del Hijo

Y del Espíritu Santo,

Amén.


Reanudemos nuestra peregrinación interior en el desierto con este versículo de los salmos: "Mi corazón está firme. Dios mío, mi corazón está firme" (Salmo 57,8). Puedes proclamarlo en voz alta con alegría: "Mi corazón está firme. Dios mío, mi corazón está firme". porque hoy vamos a entrar en la comunión del Amor. 


Este es el sentido del Icono de la Trinidad de Rublev (poner una imagen del Icono), en el que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo nos invitan a la mesa para comulgar perfectamente con ellos. En esta comunión perfecta de amor hay un lugar para cada uno de nosotros. Te ruego que nunca te sientas excluido o no invitado a esta comunión de amor. Se te espera en esta mesa, es más, se te desea. Por eso Dios nos dice:

Grábame como un sello sobre tu corazón, como un sello sobre tu lazo, porque el Amor es fuerte como la Muerte, inflexibles como el Abismo son los celos. Sus flechas son flechas de fuego, sus llamas, llamas del Señor.  Las aguas torrenciales no pueden apagar el amor, ni los ríos anegarlo. (Ct 8, 6-7)

¿Qué podemos hacer para entrar en esta comunión de amor? Durante los dos próximos días, vamos a descubrir el arte de la oración


Para describir la oración mental, podemos utilizar las conocidas palabras de la gran Teresa: "no es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama”. (Santa Teresa de Jesús, Libro de la vida, 8, 11-12). Pero es a la pequeña Teresa a quien más me gusta recurrir cuando tengo que explicar con palabras sencillas lo que debemos hacer cuando "hacemos" oración mental. Esto es lo que ella decía:

Un día, una de las profesoras de la Abadía me preguntó qué hacía los días libres cuando estaba sola. Yo le contesté que me metía en un espacio vacío que había detrás de mi cama y que podía cerrar fácilmente con la cortina, y que allí «pensaba». -¿Y en qué piensas?, me dijo. -Pienso, en Dios, en la vida..., en la ETERNIDAD, bueno, pienso.…  La religiosa se rió mucho de mí. Más tarde, le gustaba recordarme aquel tiempo en que yo pensaba, y me preguntaba si todavía seguía pensando... Ahora comprendo que, sin saberlo, hacía oración y que ya Dios me instruía en lo secreto. (Manuscrito A)

Si nunca has practicado la oración, o si te resulta difícil rezar en silencio, al principio simplemente "piensa" en Dios. Es una buena manera de adquirir un nuevo hábito de oración. Vayamos a nuestra habitación, sentémonos en la cama o arrodillémonos y allí, en el secreto de nuestro tête-à-tête con Dios, "pensemos" en Él. Pensemos en los misterios de Dios, en su nacimiento, en su vida oculta y en su vida pública; pensemos en el hecho de que nos amó y nos conoció personalmente durante su vida humana; pensemos en su pasión, en su muerte y en su victoria sobre la muerte y el pecado; pensemos en la Virgen María... y así sucesivamente. Fijemos nuestros pensamientos en Jesús, e incluso cuando nos perdamos, volvamos a Jesús sin asustarnos ni compadecernos; es normal distraerse.

En esta etapa, no busquemos nada más. 

Nuestra mirada se dirige entonces a Jesús, como nos invita a hacer el Catecismo de la Iglesia (2709): 

La contemplación busca al “amado de mi alma” (Ct 1, 7; cf Ct 3, 1-4). Esto es, a Jesús y en Él, al Padre. Es buscado porque desearlo es siempre el comienzo del amor, y es buscado en la fe pura, esta fe que nos hace nacer de Él y vivir en Él. En la contemplación se puede también meditar, pero la mirada está centrada en el Señor.

Esta etapa de simples pensamientos que se elevan a Dios en silencio unirá tu corazón, y es entonces cuando comienza la oración pura, cuando las preocupaciones del mundo empiezan a callar en nuestro interior... Mañana veremos esta nueva etapa en la oración y su finalidad.


Querido Señor,

te doy gracias por haber infundido en mí el deseo

de amarte y de acercarme a ti.

Haz que crezca en mí el amor que te tengo.

Haz que crezca en mí el espacio interior para dedicarte tiempo

cada día.

Amén.

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