Lecturas de hoy / Semana 3ª de Adviento
PRIMERA LECTURA
Del Primer libro de Samuel 1, 24-28
En aquellos días, una vez que Ana hubo destetado a Samuel, lo subió consigo, junto con un novillo de tres ·años, unos cuarenta y cinco kilos de harina y un odre de vino. Lo llevó a la casa del Señor a Silo y el niño se quedó como siervo. Inmolaron el novillo y presentaron el niño a Elí. Ella le dijo: “Perdón, por tu vida, mi señor, yo soy aquella mujer que estuvo aquí en pie ante ti, implorando al Señor. Imploré este niño y el Señor me concedió cuanto le había pedido. Yo, a mi vez, lo cedo al Señor. Quede, pues, cedido al Señor de por vida”. Y se postraron allí ante el Señor.
Palabra de Dios.
Durante mucho tiempo, Ana, que era estéril, pidió y suplicó al Señor que le concediese un hijo. El Señor oyó su súplica y Ana fue madre de su hijo Samuel. Ana, en respuesta agradecida al Señor, se lo entregó a él. La vida de Samuel, que fue profeta, sacerdote y juez, queda reflejada en la súplica que dirige a Dios: “Habla, Señor que tu siervo escucha”. Al pasaje de esta lectura, sigue un cántico de agradecimiento de Ana a Dios, que podemos decir que se parece en la intención y en parte del contenido al cántico de María, al Magníficat.
SALMO RESPONSORIAL
1Salmo 2, 1.4-5.6-7.8abcd
R. Mi corazón se regocija en el Señor, mi Salvador.
• Mi corazón se regocija por el Señor, mi poder se exalta por Dios. Mi boca se ríe de mis enemigos, porque gozo con tu salvación. R/.
• Se rompen los arcos de los valientes, mientras los cobardes se ciñen de valor. Los hartos se contratan por el pan, mientras los hambrientos engordan; la mujer estéril da a luz siete hijos, mientras la madre de muchos queda baldía. R/.
• El Señor da la muerte y la vida, hunde en el abismo y levanta; da la pobreza y la riqueza, humilla y enaltece. R/.
• Él levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para hacer que se siente entre príncipes y que herede un trono de gloria. R/.
EVANGELIO
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 46-56
En aquel tiempo, María dijo: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia –como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abrahán y su descendencia por siempre”. María se quedó con Isabel unos tres meses y volvió a su casa.
Palabra del Señor.
¡Me alegro en Dios mi Salvador!
El “magníficat” es un canto que nace de un corazón agradecido con Dios, de un corazón atento a la voz y a la acción que se está realizando tanto en su persona como en la historia de la humanidad.
El tema central del canto “es Dios”. Él ha sido el protagonista de todo lo que ha sucedido hasta el momento y de todo lo que vendrá después. El “¡Alégrate!” del Ángel sigue resonando en ella con fuerza, de tal forma lo ha orado y vivenciado que de sus labios brota el maravilloso reconocimiento al hacer de Dios como Historia de Salvación. María está tan llena de gracia, con deseos de comunicar lo que lleva dentro de sí que su corazón desborda de gozo y alegría que la lleva a iniciar su canto sabiéndose pequeña entre los humildes, expresándolo asi: “Engrandece mi alma al Señor” “¡Me alegro en Dios mi Salvador! Porque Él me ha mirado.” (1,46-48) María se sabe amada profundamente, de tal forma está impregnada de Dios que la lleva a poder expresar la extraordinaria novedad de Dios en ese nuevo tiempo que comienza. Inspirada entona esta oración proclamando la obra de Dios en ella, en el mundo y en el pueblo de Israel.
Teniendo como referencia su experiencia personal, María da una mirada retrospectiva a la obra de Dios en la historia y es capaz de plasmar la síntesis en este himno. En él canta los atributos y la Persona a quien se le reconoce por su: santidad, poder, misericordia, fidelidad.
María lo experimenta dentro de ella misma y por consiguiente el canto se convierte en su testimonio personal, no solitario ni intimista, porque la Virgen Madre es consciente de que tiene una misión que desempeñar en favor de toda la humanidad. Así puede decir: “Su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. (V50) Ella con su “Fiat” se ha hecho portavoz de todas las criaturas redimidas.
Gracias Madre por tu entrega. Dentro de dos días celebraremos la alegría del nacimiento de tu Hijo Jesús.
Feliz y santa Navidad para todos junto al Niño-Dios que nos espera. Ojala “su Paz” llegue en medio de las guerras a consolar a tantos hombres, mujeres y niños que ya no esperan nada.
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